LA CUESTIÓN AGRARIA EN MÉXICO. ¿REZAGO O AVANCE?

Resumen

Desde que el hombre incurrió en la desobediencia, ante la simple prueba que Dios le puso de no comer del fruto prohibido, al no acatar dicho mandato, tuvo como consecuencia ser expulsado del paraíso y la sentencia divina fue que el hombre se “ganara el pan con el sudor de su frente”. Hecho que cambió su trayectoria histórica y, por tanto, al enfrentarse a esa realidad, empieza a desarrollarse sólo en los estrechos límites que puede ver y palpar; sólo en ellos creé y sólo dentro de ellos se mueve; su ser lo configura el ámbito de su familia y fuera de ella está la comarca de lo extraño y lo hostil. Cuando esa conciencia se amplía en el hombre, entonces su vida de relación se eleva a un ámbito más amplio y parte de sus anhelos se encausan también hacia metas más lejanas que reclaman asimismo un esfuerzo mayor, con lo que el hombre logra conquistar su más caro anhelo, es decir, el de llegar a las fronteras de su conocimiento.

Más el hombre es limitado y, dentro de esos límites, el individuo se siente parte de un organismo social; la realidad incisiva de sus sentidos le da a cada paso constancia de la efectividad de la vida de relación en que se mueve y que opera dentro de un ámbito de testimonio de los sentidos no alcanza fácilmente a percibir.

Sólo cuando este esplendor de la conciencia ocurre, a través de las misteriosas vías metafísicas de la fe que implica la evidencia diaria de los sentidos, es cuando una miríada de minúsculas existencias confluye a formar la vida y el futuro del hombre.